El tiempo va pasando

En Montevideo, sin prisas, la gente no corre por la calle parece como si caminase hacia ningún sitio, esposible sentarse en un antiguo café sin bullicio, solo el sonido de cucharillas agitadas lentamente, un grito, lustra!, o el del vapor de la máquina del café

De falta, a sobra

Cabo Polonio, su nombre viene del capitán Pollioni, cuyo barco proveniente de Cádiz embarrancó en sus costas alá por 1753. Lugar inhóspito, más de siete kilómetros de arenales que lo incomunican de cualquier signo de civilización, no hay carretera, el único transporte son vetustas camionetas 4x4 que acabaron sustituyendo a los carros de bueyes que hasta hace poco hacían el camino. No hay electricidad, ni teléfono, ni siquiera agua potable, un lugar salvaje para olvidarse de cualquier necesidad superflua, comer pescado y chau, vamos hacer vida de lobo marino, lo malo es conseguir el harem. Esto atrajo a un montón de hippies de todo el mundo que habitan las viejas cabañas de los pescadores.

Al día siguiente pasé por Punta del Este, enorme monumento al consumo, opulencia y ostentación, casi parece un pecado ser pobre ante tanto despilfarro, paso corriendo, un asco, inadmisible.

Muy cerca de esta aberración capitalista, se encuentra Punta Ballena y allí Casa Pueblo, la cas del artista Páez Vilaró, me encantó  su obra, solo conocía algún cuadro, pero ver la obra en su conjunto me maravillo. Autor polifacético, pintura, escultura, cine, su arte siempre comprometido con la raza negra, de hecho todavía, a sus 80 años, todavía desfila son una comparsa en las Llamadas.

Luegoun rosario de balnearios, Portezuelo, Piriápolis, La Floresta, Parque del Plata, Atlántida, Santa Rosa, Slinas, Pinamar, Lagomar, Solimar, Miramar y así todos ya en la ribera del río de la Plata al final Montevideo.

Amanecer oceánico

Divisé el océano por a media mañana, justo en la frontera con Brasil el Atlántico se abría ante mi en la Barra del Chuy, una inmensa playa asomaba detrás de la alta duna que la ocultaba, ya me iba haciendo falta ver mar después de 15 días de sólo ríos, arroyos, bañados, lagos  y lagunas, mucha agua sí, pero mansa como sin sustancia, aunque yo nací a la orilla de un río, el Plata es ancho como mar, el horizonte parece infinito y el agua es salidulce.

Desde aquí hasta Montevideo es una continua playa, con pequeño concesiones a algún cabo rocoso que permite el cambio de nombre, o sin la disculpa, de un modo arbitrario, dependiendo muchas veces del primer poblador o especulador que llegó a fundar.

Por el camino me detuve en Laguna Negra, el nombre le viene por el color de sus aguas, producido por sus fondos ricos en turba, rodeada de un bosque autóctono es un paraíso para la fauna, carpinchos, nutrias, armadillos, ñandúes e infinidad de aves, dicen que más de 200 diferentes.

De vuelta a en la costa paré en Punta  del Diablo, un antiguo puerto pesquero que conserva aún sus viejas viviendas de madera y paja al borde del mar, calles de arena y gente afanándose en preparar todo para el ya cercano verano, decidí quedarme allí, vi una posada sobre el mar, pregunté si tenían habitación y me encontré con una mallorquina que llevaba 20 años enamorada del lugar, estaba vacía y me dio la mejor habitación, un balcón sobre el Atlántico, la foto es el amanecer desde la cama.

La Quebrada de los Cuervos

Desde la laguna Merín tomé rumbo hacia el sur a Treinta y Tres para ir a la Quebrada de los Cuervos, un pequeño cañón que forma el arroyo Yerbal, el nombre le viene dado por la cantidad de buitres que lo sobrevuelas y que aquí se les llaman cuervos. Aquí la llanura torna en serranía y el eucalipto omnipresente , en bosque subtropical con abundantes palmeras y helechos; la bajada es bastante escarpada pero merece la pena si no se piensa en el ascenso, viendo los buitres volar en círculo por encima de tu cabeza pensando quizás en una futura pieza.

Por la tarde llegué a la Charqueada con la intención de cruzar en balsa el Cebollatí al día siguiente, la única opción para pasar la noche fue alquilar una cabaña municipal que la verdad están bastante bien, cocina con nevera y microondas, baño, 3 camas y una parcelita con pinos y parrillero, 10 euros por día. Aproveché para calentar agua para el mate y hacerme una tortilla de patatas, cosas de galleguayo, como diría Mari.

Mi familia de Lago Merín

Apenas me despedí hoy por la mañana y ya hecho de menos las largas tardes de mate y tertulia que se extendían hasta casi la madrugada con Mari y Solimar, unas personas encantadoras que me acogieron en su casa y me trataron durante el fin de semana como sí fuera un hijo . Llegué el viernes por la tarde, derrotado, fundido como diría Solimar, a penas cruzamos dos palabras ya habíamos conectado, compartimos cuitas y esperanzas, nos reímos, con melancolía en la despedida, yo quisiera quedarme más días y ellos esperaban que lo hiciera. Pero siempre me acordaré de ellos con la promesa de volver a vernos pronto, compartiendo un asadito, hablando de política, de la vida, soñando con un mundo mejor.

El 25 estaremos unidos en el pensamiento, esperando la victoria de Pepe.

¡Saludos, Mari, Solimar, Marcos y Ana!, ¡saludos familia!

La escuela rural

Unos 50 km al norte de Melo a orillas del río Yaguarón, en la frontera con Brasil,se halla la reserva natural del Paso del Centurión, se extiende por interminables lomas cubiertas de pastos de un verde casi imposible. A 2 km del río esta la población de Centurión, apenas una veintena de casas esparcidas, restos de lo que otrora fuera un zona bastante poblada, con dos escuelas, la 16 y a 25, me llamó la atención el edificio de esta última, di una vuelta por los alrededores y cuando los niños salieron al recreo, aproveche para hablar con la maestra. Jacqueline me contó que antiguamente era el hospital de Dr.. Felipe Canteras, un médico de Montevideo que viendo las carencias que sofría la región creó junto con la Universidad una institución para poder ayudar a aquella gente que carecía de la más mínima atención, cada semana llegaban desde Montevideo estudiantes de medicina, enfermeras, ingenieros agrónomos, para altruistamente realizar esta labor, se llegó incluso a construir un quirófano para realizar pequeñas operaciones.

Cuando se produjo el golpe, el Dr.. Canteras fue detenido y más tarde moriría en el exilio, el ejército cerró y tomó posesión del hospital. Años más tarde, una vez restituida la democracia, se trasladó la escuela que se situaba a 3 km en una zona ya despoblada.

El personal de una escuela rural se limita a una maestra, que normalmente vive en la misma escuela,  y realiza, además de las tareas educativas, labores administrativas y asistencia social, y una auxiliar, normalmente una mujer del pueblo que se encarga de la limpieza y de hacer la comida para los niños, ya que el horario lectivo es de 10 de la mañana a 15,30.

Fui caminando hasta el río y que la pista era intransitable , a la vuelta me paré en una casa a pedir agua, donde Edita, una viuda que se resistía a irse a la ciudad con sus hijos, se empeño en que me quedase a almorzar un puchero campero, boniatos, calabaza,  zanahorias, carne de ternera chorizo criollo. Durante l comida me contó cosas del lugar, de como a menudo cruzaban el río para comprarle productos a los “Sin tierra”, una 400 familias habían tomado hace unos años la parte brasileña de la estancia “la Gloria”,  y vendían a buen precio cantidad e productos hortícolas, el estado de Lula les había dado maquinaría moderna que nunca se había visto en esta orilla. También me volvió contar la historia del Dr.. Canteras y de como Sendic pasaba varias temporadas oculto en el hospital entrando y saliendo a través de Brasil.

Ya volviendo hacia Melo me paró la maestra de la otra escuela, la 16, para preguntarme si la acercaba a la ciudad, donde iba a pasar el fin de semana con su familia. Durante el camino me contó todos los esfuerzos necesarios para llevar adelante una escuela rural, implicar a los padres para que realizasen arreglos, buscar donativos de empresas, luchar con el  Ministerio. aunque ahora estaba contenta porque con la subida de salarios, cercana 23%, iba a poder mandar a su hijo a la universidad, pero tenía miedo a lo que pudiese pesar en las próximas elecciones,si no ganase el Frente podría ser un paso atrás.

Cantándole a Gardel

Rivera y Livramento son una misma ciudad entre dos países, no hay ninguna división física, sólo un obelisco marca la línea limítrofe, en las calles la diferencia la marca los free shop del lado uruguayo, y la diferente colocación de los semáforos, en Brasil  al uso europeo y en Uruguay al estadounidense, en la acera de enfrente. En cuanto al idioma indistintamente se habla castellano o portugués,el acento es la única diferencia.

Al sur del departamento, casi lindando con Tacuarembó, en el valle del Cuñapirú se encuentra una de las primeras represas hidroeléctricas del continente, construida en 1880 permaneció en funcionamiento hasta 1959. El fin era producir energía para las cercanas minas de oro en Minas de Corrales, donde mineros italianos protagonizaron la primera revuelta anarquista del país. Hoy en día continúa la extracción de oro en la cercana mina a cielo abierto de San Gregorio.

El la plaza de Tacuarembó Juan, un jubilado de 78 años, empezó a contarme lo que había mejorado su situación en los últimos años, ahora podía vivir con la jubilación, hacía un año lo operaron de cataratas gratis, algo impensable hacía poco, al principio se empezaron a mandar jubilados a operar a Cuba, ahora ya estaban se hacían en Uruguay, más de 20.000 operados.

A pocos kilómetros de Tacuarembó se encuentra en Valle Edén el museo Carlos Gardel, donde se exponen los documentos que demuestran el origen tacuaremboense de “El Mago”,

Gaucho

Apareció como de la nada montado en su yegua, había parado un rato a descansar y sacar unas fotos en un arroyo, no recuerdo ahora el nombre, me pregunto qué día era,

–14 de octubre-, le contesté

-¿lunes?-

-No, Miércoles-

-¡La pucha que pasa el tiempo!-

Había partido hacía varios días no sé de donde y venía a una estancia cercana a lavar ovejas. Por 250 pesos por 8 horas al día y 2 paquetes de yerba mate, 2 rollos de papel higiénico y 2 pastillas de jabón a la semana, el domingo o feriado jornal doble. Eso ahora con Tabaré de residente, antes pagaban 45 pesos por trabajar de sol a sol, sin domingos ni feriados.

-Entonces usted es de Pepe-

-No soy blanco-

-Pero con los blancos obraría todavía 45 pesos-

-No si yo quiero que gane Pepe, pero soy blanco de tradición y no voy a dejarlo ahora-.

Le explique que las tradiciones las crean los poderosos para dominar a la gente y así sr más ricos y tener más poder.

-Lo entiendo, peo soy blanco-

Continuamos hablando durante largo rato, me contaba que es muy duro la vida de gaucho, demasiada soledad, demasiado tiempo a caballo sin hablar con nadie. Trabajar dos meses para luego gastar la plata en un par de botas, mujeres y vino, eso sí sólo cada os meses.

Clandestino en Brasil

Bella Unión, la ciudad más al norte del país, tierra de cañeros, en esta zona la principal actividad es la plantación y procesado de la caña de azúcar. En los años sesenta esta gente vivía en un estado semiesclavitud, trabajaban de sol a sol por un sueldo mísero  que aún encima se pagaba con vales que sólo podían canjear en establecimientos de la propia empresa con unos precios muy por encima del mercado. En aquel momento, conocedor de esta situación llega hasta la ciudad Raúl Sendic y organiza el sindicado UTAA, (Unión de Trabajadores Agrarios del Azúcar), esto desemboca en una gran marcha de los cañeros hasta Montevideo, más de 650 km, con el fin de dar a conocer su situación. Allí permanecieron durante tiempo acampados frente al Palacio Legislativo, hasta que fueron expulsados por la fuerza, ese fue el germen del movimiento Tupamaro  que durante años puso en jaque al gobierno, hasta e golpe de estado de 1973. Era gente muy pobre, sin nada que perder y todo por ganar, en la capital despectivamente se les llamaba peludos, pero ellos ese apelativo lo tomaron como bandera. Hoy en día se han repartido tierras estatales entre los cañeros para  que las exploten a cambio de compromiso de compra de la producción y una renta justa.

La ciudad parece más brasileña que uruguaya, es lógico debido a las mejores comunicaciones con Brasil que con el resto del país. Artigas el departamento donde se enmarca esta muy poco poblado, desde fui hasta la capital Artigas, por una pésima carretera y pasando por sólo dos poblaciones de muy pocos habitantes, no hay apenas servicio de autobuses con lo cual me pasé todo el camino recogiendo y dejando gente, de una estancia a ora en la mayor parte de los casos,  personas que iban a buscar trabajo o que venían de realizar alguna compra, hasta cuatro veces paré, el último fue un recolector de huevos de ñandúes, una especie de avestruz,, que se empeñaba en regalarme uno.

En Artigas conocí a un curioso personaje, Carlos Cigarrán, un artesano que trabaja las piedras semipreciosas, ágatas amatistas, jaspe  que abundan por la zona, su ilusión siempre fue viajar por el mundo, peo nunca lo pudo conseguir, empezó a describirme lugares con total detalle, incluso sonidos y olores, sitios en los que nunca había estado, los conocía por fotos, documentales o por lo que le había contado algún viajero. Luego me llevó a una escuela taller donde le enseñaba a niños discapacitados a trabajar las piedras, les compre un par de llaveros y le quise dar 500 pesos para ayudarle en la labor, me los rechazaba, pero al final aceptó pero quería llenarme el coche de piedras.

Slir de Artigas era un problema, ¿volver atrás, hacer más de 200 km por una carretera aún peor? o arriesgarme e ir hasta Rivera por Brasil, 100 km por una buena carretera, el problema estaba en que no podía salir del país con un coche alquilado, así me lo hicieron saber en Salto, cuando quise cruzar a Argentina para llegar hasta Ayuí. Probé, pase´por l frontera en medio de un montón de gente caminando en bici y moto, nadie me paró, en  brasileña tampoco y carretera hasta Rivera, poco más de una hora. Temía que allí hubiese puesto fronterizo antes de la ciudad de Libramento, porque entonces tenía un problema, iba atento para pr si acaso dar media vuelta y volver a Artigas, entré en la ciudad y empecé a ver los carteles que dirijan a la frontera, de repente desaparecieron, pregunté en portugués a un muchacho que pasaba  me dijo que ya estaba en Uruguay, uf sensación de alivio.

El indio Floro

Día y medio me llevo recorrer la ruta 90 llamada “La ruta de los charrúas”, 200 km desde Paysandú hasta el arroyo Salsipuedes, en el límite del departamento con Tacuarembó, 20 km de asfalto aceptable, 60 del mal firme y el resto tierra y piedra, pero mereció la pena, kilómetros y kilómetros de naturaleza pura, muchas vacas, ovejas y caballos, como en todo el país, pero también gran cantidad de ñandúes, una especie de avestruz, teroteros, caranchos y muchos más pájaros de los cuales desconozco hasta el nombre.

En Salsipuedes, allá por 1831,en los albores de la independencia el ejercito realizo una masacre sobre los últimos indios charrúas que habitaban el país, bajo la disculpa de que eran gente muy peligrosa, cuando su único delito había sido matar alguna que otra vacas y  ovejas para alimentarse, al fin y al cabo eran cazadores y aquellos eran animales salvajes que pastaban sobre las amplias pampas del territorio por ellos habitado desde hacía unos cantos años, muchos más que los criollos ahora independizados. Luego de este hecho los pocos supervivientes viajaron por el río Queguay al fin de llegar a Entreríos y para finalmente establecerse a orillas del Paraná. En esa huida quedó perdido un niño, el indiecito Floro, al que encontró un peón de estancia que lo crió como a un hijo. Aquel indiecito llegó a vivir más de 130 años y está considerado el último charrúa de Uruguay.

ñandúes

Compañero de Tacuarembó

Lo vi desde lejos, caminando con su hatillo al hombro y una manta enrollada debajo del brazo, me detuve y le pregunté si quería que lo acercase, –si va en dirección a Merinos se lo agradezco-, le hice sitio para su exiguo equipaje en el asiento de atrás y le extendí la mano, -Méndez…, Juan Méndez-, me contó que era de Tacuarembó pero iba hasta Canelones donde estaba censado para votar.

–¿Usted es español, verdad?, este país es mu rico, pero lo han arruinado los ricos, ¿ve esa alambrada?, del otro lado son terrenos fiscales cuando al estanciero le hacen falta pastos, corre la alambrada y así no paga arriendo, todo a cuenta de Juan Pueblo, hay mucho que cambiar, pero cinco años son pocos-

–Es de Pepe- le pregunté.

-No pero lo apoyo, yo soy mucho más a la izquierda que él-

-¿Anarquista?-, le pregunté, con la ilusión de haber dado con un viejo linyera.

-No comunista- me respondió mirando con el rabillo del ojo mi reacción.

Sin darme tiempo continuó, -mi padre era tradicionalista, colorado, pero yo de gurí ya no entendía por qué siendo pobre, no podía tener la posibilidad de estudiar, eso me amargaba y le di muchas vueltas-

-¿Siguió a Sendíc?-

-Si, claro pero me separé cuanto tomó la opción armada, tenia prisa, pero yo soy un hombre de constitución. Un buen hombre Raúl y muy inteligente, personas como esas se dan muy pocas y nosotros tuvimos la suerte de que nos haya tocado, hizo mucho por nosotros y era muy querido-.

Lo dejé en Merinos, muy agradecido me dijo:

-Ya no queda gente que pare a preguntarle a uno si quiere que lo lleve, pasan corriendo y te tiran a la cuneta-

Lo despedí con un apretón de manos y un - ¡hasta la victoria!-

-¡Siempre!, camarada, respondió, cogió su manta, su hatillo y con un paso cansino se alejó.

Me quedé mirándolo un buen rato y recordando todo lo que me había contado, su huida a Argentina en el golpe, unos meses nada más, decía que extrañaba mucho esta tierra y jamás volvería a salir del país, a él le gustaba ir de aquí para allá pero por Uruguay, hacer trabajitos en el campo y dormir bajo las estrellas, la ciudad no le gustaba, probó, pero no se acostumbraba. Ese hombre libre, con todas sus pertenencias debajo de brazo, se iba a hacer 350 km en 15 días para ir a votar, para que la gente su país de una vez por todas salga adelante, ¡maravilloso!.

La cocina del mundo

"La cocina del mundo". con este nombre fue conocida durante años la ciudad de Fray Bentos, esto se debía al emplazamiento de la industria inglesa Leibig que era el mayor fabricante de conservas del planeta, a finales de siglo XIX comenzó como una factoría de salazones, pasó a envasarse extractos de carne, para lo cual hacían falta 32 kilos para conseguir 1 litro. Posteriormente se realizaron todo tipo de conservas, carnes, legumbres, frutas, platos preparados, todo lo que se pudiera meter en una lata, hasta más de 200 productos diferentes y su marca era "Fray Bentos". Aquí se envasaron las raciones para el ejército británico , desde la guerra de los Boers hasta la para la Primera y Segunda Guerra Mundial. De aquí era el extracto de carne que Stanley ofreció al desnutrido Livingstong, ¿supongo?, Las raciones que se llevó Scott al polo sur y hasta la comida que mantuvo a la expedición de Hilary en el Everest.

Luego quedó sólo como frigorifico de carne hasta su cierre en los años 80. Hoy en día la empresa mantiene la marca, dado su prestigio en el Reino Unido, pero el envasado se realiza en Brasil y África.

Actualmente en las enormes instalaciones abandonadas se instaló un museo industrial.

Parece curioso que en ese mismo sitio de donde salían alimentos para dar de comer al llamado primer mundo, hoy este condenado a proporcionarle el papel para limpiarse el culo.

Río de los pájaros pintados

 

Cuando en 1516 Juan Díaz de Solís llegó a la desembocadura del río de la Plata, creyó haber descubierto un mar de agua dulce que lo llevaría hasta el Pacífico, lo remontó hasta el fin del río Uruguay, allí desembarcó y las charrúas que lo habían descubierto bastantes años antes, acabaron con el y sus errores. Este lugar, conocido como Punta Gorda, se considera hoy el kilómetro 0 del Plata, en esa playa estuve con unos pescadores que me enseñaron los pájaros que por el paraje pululaba, garzas, periquitos, biguás, caranchos, cardenales, horneros, boyeros, benteveos, y así muchos más, esos charrúas a los que creía haber descubierto el desafortunado Solís, le pusieron por nombre al río que allí desemboca “Río de los pájaros pintados”.

Río de los pájaros

El Uruguay no es un río,

es un cielo azul que viaja,

pintor de nubes caminos

con sabor a mieles ruanas.

Los amores de la costa

son amores sin destino,

camalotes de esperanza

que se va llevando el río.

No cantes mas torcasita

que llora sangre el ceibal.

Morenita lavandera,

biguacita de la costa,

enrollate la pollera,

ponete a lavar la ropa.

Tu madre cocina charque,

tu padre fue río arriba

y vos te quedaste sola

lavando ropa en la orilla.

No cantes mas torcasita

que llora sangre el ceibal.

Canoita pescadora

aguantame el temporal,

si mis brazos no se cansan

remando te he de llevar.

Gurisito pelo chuzo,

ojitos de yacaré,

barriguita chifladora,

lomito color café.

No cantes mas torcasita

que llora sangre el ceibal.

No cantes mas torcasita

que llora sangre el ceibal.

Aníbal Sampayo

Un poco más al norte entramos en el departamento de Soriano, “Aquí nació la patria”, reza su lema, comenzando por la proclama de emancipación que promulga Artigas desde su cuartel general de Mercedes, capital del departamento, pasando por el “Grito de Asensio”, llamamiento a unirse a la revolución, hasta el desembarco de los “33 orientales” en la playa de la Agraciada para iniciar la definitiva guerra de independencia de Brasil.

Mercedes es una bonita ciudad a orillas del río Negro con un enorme paseo fluvial, de unos 3 km de largo y unos 50 m de ancho, a mi llegada observé como una cantidad considerable de coches y motos la recorrían muy lentamente, tomando mate, charlando de coche a coche, de moto a moto, incluso alguno con el perro al lado, como paseándolo y en las rotondas que remataban el  paseo en sus extremos, daban la vuelta una y otra vez. Me acordé que de niño había visto algo parecido en la plaza de Canelones, los domingos la gente la rodeaba una y otra vez, caminando, y con la particularidad de que las mujeres lo hacían en un sentido y los hombres en el contrario, costumbre también estuvo muy extendida el las plazas castellanas.

Por la noche, después de la agónica victoria de Uruguay, de penal en el último segundo, me acerqué hasta el paseo que allí llaman Rambla Costanera y aún seguían dado vueltas, eso sí habían sustituido el mate por la litrona. No encontré ningún bar, lo único, un chiringuito de playa vacio solo un muchacho viendo la tele, entré y pregunté si estaba abierto, –pasá que te sirvo algo-, luego me enteré que era el sereno. Me contó que a ese deambular motorizado le llamaban el bobódromo, –gastan nafta al cohete, cuando la acaban van a la estación y vuelven-.

Por hoy no os cuento más, Morfeo me reclama y mañana hay que madrugar para continuar recorriendo este país que cada día se me hace más largo y ancho, antes os dejo unos versos de un poema de Benedetti del poema “Quiero creer que estoy volviendo” con el que puedo identificar este viaje:

Vuelvo/quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo
...vuelvo y pido perdón por la tardanza
se debe a que hice muchos borradores
me quedan dos o tres viejos rencores
y sólo una confianza

Colonia do Sacramento

Hoy he pasado el día en Colonia del Sacramento, es la población más antigua del país, su fundación se remonta a 1680, por parte de los portugueses, quienes pretendían extender sus dominios hasta el río de la Plata, apoyándose en la bula papal de creación del arzobispado de Río de Janeiro al cual otorgaba estos territorios. Después de cien años de disputas y varias permutas, como en el caso del tratado de Madrid por el cual se traspasaba el control de las misiones jesuitas y que provocó la guerra guaranítica, narrada en la película La Misión.

Esto ha dejado un pequeño barrio histórico, sólo se trataba de una fortificación, declarado desde 1995 patrimonio de la humanidad.

Por la tarde me recorrí los 7 km de costanera, un muy agradable paseo sobre el río donde se suceden las playas desde donde se pueden ver en el horizonte la silueta de los edificios más altos de Buenos Aires. Durante el camino … uy esto no os lo cuento aquí, esto en directo, tarde de vino y murga montevideana.

Un paraíso casi desconocido

Ayer pasé el  día en Carmelo, es una pequeña ciudad de 20.000 habitantes en el departamento de Colonia, unos 250 km. al oeste de Montevideo, de vida tranquila, amplias calles con edificaciones de una planta, lo mejor la playa de Seré, un paraje impresionante, donde los árboles crecen en sus arenas para acabar bebiendo directamente del rìo y las bandadas de pájaros revolotear y cantan a placer. Sus espectaculares atardeceres dan ganas de que el sol nunca termine de ponerse y permanezca tangencial al horizonte. No me extraña que Ana, una joven que se marcho de su Dolores natal para conocer mundo, se haya quedado estancada apenas a 70 km de su punto de partida, allí llevaba un año paseando con su perro por la playa, haciendo pulseras y esperando que el tiempo nunca pase. Un lugar para extraordinario, sobre todo ahora, cuando aún no ha llegado el turismo argentino que en verano lo inunda todo.

Se me ha plantado un lagrimón

El comandante anuncia que comenzamos a descender para aterrizar en Buenos Aires, entre las nubes que se van disipando empiezo a ver el embalse del Rincón del Bonete y la zigzagueante línea que marca el curso del río Negro hasta su desembocadura en el Uruguay, distingo Fray Bentos, más abajo Mercedes, Soriano, luego Nueva Palmira y Carmelo. Toda esa geografía que durante años estudié se descubría ante mis ojos, todos esos contornos que tanto perfilé con la ayuda de una plantilla de plástico, sobre las hojas del cuaderno de deberes, eran reales.

Llegué a la estación de Mitre con el tiempo justo de subir al tren casi en marcha par ir hasta la estación fluvial del Tigre, los vagones se zarandeaban continuamente sobre un amasijo de rieles oxidados, traviesas comidas por la podredumbre y mucha mugre por todos lados, aquello parecía que se sostenía por pura inercia. El recorrido de más de una hora, una decena de estaciones a la velocidad del tren Chuchú, pero muy divertido, continuamente subía y bajaba gente en cada estación, un paisano que había subido con su bicicleta, la levanta por tercera vez, mira para mi y me dice: "Lo ve, siempre me hace lo mismo, es que no le gusta ir en tren, se me cela". Sube un chileno cantando cueca con su charango e interrumpe el ensordecedor soniquete de los vendedores ambulantes, vendiendo lápices, medias, papas fritas, bayetas, soquetes,... cualquier cosa por la que se pueda pagar uno, dos o tres pesos, no más.

Fuera en los barrios que iba recorriendo, la gente se apresuraba para llegar a comer a casa, los bares desparramaban sus mesas pos las aceras como anunciando la reciente llegada de la primavera, los fruteros colocaban su colorida mercancía como si de un concurso se tratase, y toda planta y árbol entregaban a este paisaje toda su flor.

En el Tigre al fin subo a la lancha que me llevará, después de tres horas de viaje,  hasta Carmelo, el viaje por el delta es precioso lleno de casas y pueblecitos cuya única vía de comunicación son los innumerables brezos de la desembocadura, a veces estrechos, a veces anchos como el propio río.

Al final salimos a ese poderoso mar de agua dulce, al río de la Plata, en ese momento una enorme gota que se me había instalado en el lacrimal esa misma mañana, volvió a hacer fuerza para estallar, yo sorbía para adentro y ella clamaba por salir, todo el resto del camino mantuvimos la lucha, ahora ya me acostumbré a ella, y parece que ella a mí, hasta usa palabras de Zitarrosa y me canta que: "..quiere ser flor y me pide que la cuide como a un niño, eso me pide..."

Antes de la partida.

Ver Estudiando a Uruguay en un mapa más grande

Como viene siendo habitual en los últimos años, comienzo la narración de mis vivencias durante el viaje. Esta vez va a ser especial, no visitaré a chamanes en la selva profunda, ni subiré a grandes montañas, no cruzaré áridos desiertos ni interminables salares. Tampoco pescaré pirañas, ni navegaré por aguas peligrosas, no atravesaré llanuras infinitas barridas por el viento, ni pisaré glaciales ancestrales. Casi no veré ninguna obra humana anterior a 200 años. No caminaré bajo temperaturas sofocantes ni tendré que sentarme encima de las manos para tener que calentarlas.
Esta vez le toca a Uruguay, recorreré su penillanura bañado por un entramado de innumerable ríos y arroyos, espero que disfrutéis de las anécdotas que os iré contando, así como de las fotos que pueda ir subiendo a la red.
Este año he puesto varios recursos para que podáis seguir el viaje, a parte de las fotos iré poniendo una lista de enlaces de páginas de Uruguay, podréis ver el tiempo meteorológico, un mapa con mi ubicación.
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Os es incluido un pequeño flash con cosas de Mario Benedetti, fotos, video y un enlace para que podáis ver la película “Palabras verdaderas”, un documental sobre su vida guiada por una serie de entrevistas.

¡Bienvenidos al viaje por el paisito!